Multiétnica

Multiétnica

UNA PROVINCIA QUE INTEGRA

Con un 7,2 por ciento, Formosa es la provincia argentina que más población aborigen tiene. Wichís, Pilagás y Qom son las tres etnias originarias que pueblan su contrastante suelo, mantienen sus tradiciones y continúan hablando sus lenguas. Sus derechos están reconocidos constitucionalmente, son propietarios de las tierras que habitan y en sus comunidades funcionan escuelas bilingües.

Tender puentes, reconocer derechos, impulsar el desarrollo y establecer un marco propicio para el mantenimiento de las tradiciones. En estos cuatro conceptos se puede resumir el espíritu con el que el Estado formoseño ha encarado la cuestión aborigen desde el retorno de la democracia, en 1983. Un asunto fundamental en la provincia argentina que mayor porcentaje de población indígena tiene: 7,2 puntos, casi el triple que el promedio del país.

Repartidas a lo largo del territorio formoseño, hoy existen cerca de 200 comunidades de tres pueblos originarios: Wichís, Pilagás y Qom o Tobas. Muchos de ellos tienen menos de un siglo de contacto con la población criolla, ya que en el interior de la provincia recién comenzaron a fundarse pueblos con la construcción de la línea ferroviaria Formosa-Embarcación (Salta), que se finalizó en 1931. Inclusive durante varias décadas más, el intercambio fue mínimo. Esto llevó a que las diferentes etnias lograran conservar sus costumbres y su lengua como en ningún otro lugar del país. Cada uno de estos tres grandes grupos tiene su idioma, que a diferencia de lo que ha sucedido en otras provincias argentinas y en otros países latinoamericanos, se ha conservado vivo hasta hoy y es hablado por todos sus miembros, inclusive con dialectos que totalizan 17 variantes.

Repartidas a lo largo del territorio formoseño, hoy existen cerca de 200 comunidades de tres pueblos originarios: Wichís, Pilagás y Qom o Tobas, que lograron conservar sus costumbres y su lengua como en ningún otro lugar del país.

Formosa fue pionera en el reconocimiento legal de los pueblos originarios como sujetos de derecho. La Ley Provincial número 426, de 1984, introdujo la novedosa figura de la propiedad comunitaria de la tierra, no prevista en ningún precepto constitucional y recién incorporada en el ámbito nacional en el Código Civil y Comercial de 2015. La carta magna formoseña de 1991 le dio rango constitucional a todos estos derechos, y la reforma de 2003 fue aún más allá al incluir a la población aborigen en su preámbulo (“Nos, el pueblo de la provincia de Formosa

(…), preámbulo (“Nos, el pueblo de la provincia de Formosa (…), reafirmando la auténtica identidad multiétnica y pluricultural…”) e instituir en su artículo 79: “La Provincia reconoce la preexistencia de los pueblos aborígenes que la habitan. El Estado reconoce y garantiza: 1. Su identidad étnica y cultural. 2. El derecho a una educación bilingüe e intercultural. 3. La personería jurídica de sus comunidades. 4. La posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan. Ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. 5. Su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que la afecten”.

Gracias a este marco legal, las diferentes comunidades han obtenido más de 320.000 hectáreas en propiedad, con mensuras y títulos, y actualmente funcionan casi 500 unidades educativas de la modalidad de Educación Intercultural Bilingüe (EIB), en los niveles Inicial, Primario, Secundario, Superior y Permanente.

Gracias al marco constitucional de la provincia, las diferentes comunidades han obtenido más de 320.000 hectáreas en propiedad y actualmente funcionan casi 500 unidades educativas de la modalidad de Educación Intercultural Bilingüe.

En todas ellas se les enseña a los alumnos en castellano y en su lengua nativa, que en muchos casos es la primera que aprenden los chicos en sus casas, como lo explican con orgullo los miembros del equipo técnico de la EIB: “Las nuestras son lenguas con alto grado de vitalidad. Antes se transmitía oralmente, pero ahora estamos escribiendo, lo que garantiza la supervivencia de nuestros idiomas”. En wichí, por ejemplo, se ha publicado un libro digital y otro en papel sobre cuentos y costumbres, con el apoyo del Ministerio de Educación de la Nación.

En todas ellas se les enseña a los alumnos en castellano y en su lengua nativa, que en muchos casos es la primera que aprenden los chicos en sus casas, como lo explican con orgullo los miembros del equipo técnico de la EIB: “Las nuestras son lenguas con alto grado de vitalidad. Antes se transmitía oralmente, pero ahora estamos escribiendo, lo que garantiza la supervivencia de nuestros idiomas”. En wichí, por ejemplo, se ha publicado un libro digital y otro en papel sobre cuentos y costumbres, con el apoyo del Ministerio de Educación de la Nación.
Hoy en día la integración sigue su camino: la continuidad de un proceso que procura trazar puentes entre diferentes concepciones del mundo. El desafío pasa por profundizar los puntos de encuentro, tanto reales como abstractos.